tan pequeña e indefensa ahora depende de ti.
De pronto tomas conciencia de lo seguro que estaba en tu vientre porque, pese a los riesgos del embarazo, el mundo que os rodea parece mucho más hostil y peligroso que nunca, ahora que está en tus brazos.
Llora y tu lloras, por momentos todo tu mundo se viene abajo, notas tu útero vacío y sientes su ausencia dentro de ti, aunque ahora está a tu lado y puedes abrazarlo, una sensación de nostalgia te invade, nostalgia de tu barriga hinchada, de sus pataditas en tu interior, de su compañía constante.
Todo ha cambiado, y pese al enorme deseo de ser madre no te sientes feliz, no es como te habías imaginado, como te habían contado tus amigas, como las imágenes felices de las revistas y la televisión.
¿Cómo es posible? Este debería ser el momento más feliz de tu vida, y sin embargo un agujero en tu vientre te oprime el corazón. La culpa por no sentir dicha pesa en tus hombros, no es fácil, no, no es fácil ser madre, no es fácil dar el pecho, es de mala madre dar el biberón, todos opinan, todos saben más que tú, que tú que eres su madre… ¡que todos se callen!, ¡Que te dejen a solas con tu bebé!
Se ha roto el puzle, las piezas que antes servían para dar forma a tu mundo ya no encajan, es solo una pieza más pero requiere de un puzle nuevo.
Aunque decoraste su cuarto y compraste mil cosas para tu bebé no bastó con eso.
La maternidad llega acompañada de una sacudida que pone patas arriba tu vida tal y como la conocías, y todos los que forman parte de esa familia necesitaran adaptarse, acoplarse, encajar de nuevo las piezas para formar algo diferente, más grande, para hacer que todo vuelva a funcionar.
Durante un tiempo solo serás mamá, mamá a jornada completa. Tendrás que dejar de lado tu yo profesional, tu yo mujer, amiga, amante,… los extrañaras. Habrá momentos que te parecerá que no volverán jamás, te sentirás perdida. Algunos días, tal vez muchos, te sorprenderá tu reflejo en el espejo sin peinar, sin una ducha, derrotada por el cansancio, con sueño pendiente que sigue pendiente, pero recuerda esta etapa es temporal, pasará e iras recuperando poco a poco pequeñas parcelas de ti.
Tendrás que despedirte de tu yo de antes, decir adiós a quien fuiste y dar la bienvenida a tu nueva tú. A veces no es fácil,… hubo un tiempo en que pensé que ya no volvería a ser feliz, a ser feliz como antes…y es cierto, no como antes… pero un día te descubrirás feliz, feliz en su mirada que te estudia cada día para aprenderte, que te mira cómo si tu fueses el sol, feliz viéndolo dar sus primeros pasos, caminar de tu mano, con sus primeras palabras, con un “Te quiero mami”, feliz en el descubrir juntos lo que os deparará cada día, en la transformación de tu pareja, en el reinventarte como mujer y como amante, en las nuevas posibilidades profesionales, en tu propio madurar, crecer, evolucionar, convertirte en mejor persona. Aprenderás a ser madre cada día junto a tu bebé.
Volverás a ser feliz, lo sé, el ciclón que ahora parece desolar tu vida se tornará calma, traerá estabilidad y serenidad a tu alma.
Descubrirás un AMOR tan grande, uno sin límites ni condiciones,…sentirás lo que es el miedo de verdad, pero traerá consigo el coraje para enfrentarte a TODO.