Contra la Violencia de Género

Corta con la violencia

La
violencia de género es aquella que se ejerce contra una mujer
por el mero hecho de ser mujer. Esta violencia tiene lugar dentro del
entorno familiar, donde el hombre y la mujer mantienen una relación
asimétrica, estando el hombre por encima de la mujer y creyéndose
con derecho sobre esta.

El
origen de este problema esta en nuestra misma sociedad, basada en
unos valores patriarcales y machistas, que le han otorgado al hombre
el poder y el control sobre la mujer. A pesar de que en la actualidad
la mujer ha reivindicado su lugar en la sociedad y lucha por la
igualdad, todavía estamos muy lejos de erradicar este dramático
problema.

Aunque
intentamos evitarlo, todavía seguimos educando en desigualdad,
cayendo en tópicos a la hora de vestir a un bebe (rosa o azul), de
que regalo hacer a un niño o a una niña, a la hora de asignar las
tareas domésticas…, llevando estos estereotipos tan profundamente
arraigados que parece que estuvieran escritos en nuestros mismos
genes.
A todo
esto y pese a los avances conseguidos en muchas áreas, todavía las
diferencias a nivel social son muy evidentes entre hombres y mujeres,
por ejemplo a nivel salarial o en cuanto a los puestos de poder en
empresas o a nivel político, ocupados mayoritariamente por el género
masculino.
Nuestra
sociedad además normaliza cada vez más la violencia, vivimos
rodeados de esta, en las noticias, las películas, los
videojuegos,… haciendo que normalicemos conductas que en realidad
no son nada normales.
Si
sumamos una educación con modelos familiares donde ha existido
violencia machista, el caldo de cultivo esta servido; estando todas
estas variables en la base del problema.
¿Como
detectar una relación dañina?
Normalmente la violencia no
aparece de manera súbita, suele presentarse gradualmente,
apareciendo conductas y actitudes, que en un principio son muy
sutiles, y que en la primera fase de enamoramiento se suelen
confundir con amor, como los celos. Poco a poco la violencia va
aumentando en frecuencia e intensidad: gritos, menosprecios,
insultos, chantaje emocional, control, persecución, acoso,
amenazas…; la violencia psicológica va dando paso a la física:
empujones, zarandeos, apretones, golpes, bofetones, patadas,
puñetazos, agresiones con armas…
Todas
estas conductas son indicadores de maltrato y nos ayudaran a detectar
que lo que esta pasando no es normal.
El
problema, sin embargo, es mucho más complicado que el mero hecho de
darse cuenta de estos indicadores.

¿Por
qué es tan difícil entonces poner fin a la relación?
Es aquí
donde entra el vinculo emocional que se ha establecido entre la
victima y el agresor, no debemos olvidar que este es su pareja, su
marido, su compañero, el padre de sus hijos. Una mujer inmersa en
esta situación se habitúa a ella, minimiza y normaliza los hechos,
los justifica, se culpabiliza… Es la única manera de seguir
adelante.
El
daño emocional ya esta hecho: baja autoestima, ansiedad, miedo,
desesperanza, sensación de indefensión…;lo cual merma la
capacidad de la mujer para encontrar una solución y buscar ayuda.
Romper
la dependencia emocional y aceptar que tu historia de amor es una
historia de violencia no es un camino fácil.
Quiero
dedicar este artículo a tod@s los
profesionales que actúan para ayudar a poner fin a la violencia de
género y a todas las personas que luchamos por la igualdad.
Si
lo necesitas, pide ayuda: 
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