En artículos anteriores, abordamos como determinados problemas al establecer el vínculo afectivo con las figuras de apego podían desencadenar en el niño problemas emocionales y de conducta.
En la actualidad, es posible la intervención psicológica con los niños desde muy temprana edad, aunque todavía no sean capaces de expresar con palabras como se sienten o no puedan recordar un acontecimiento que ocurrió cuando eran muy pequeños, esto es así gracias a que nuestro cuerpo posee una memoria emocional donde han quedado registradas las experiencias perturbadoras o traumáticas.
Los niños son especialmente vulnerables al trauma, en un adulto dichas experiencias alterarían la organización del cerebro, pero en un niño afectarían al desarrollo del mismo.
A través de la Terapia EMDR podemos tener acceso a esa información archivada en nuestro organismo en forma de emociones, percepciones, creencias y sensaciones físicas; y procesarla de manera que el malestar desaparezca.
Esta terapia se puede aplicar en niños a partir de 2 años de edad.
Cuando trabajamos con niños muy pequeños es imprescindible la colaboración y presencia de los padres dado que, como ya vimos, es por medio de estos que se va a regular el estado emocional de su hijo, reforzando o reestableciendo el vinculo afectivo y proporcionándole seguridad
al menor.
Previo a la intervención con el menor, puede ser necesario el trabajo con los padres, ya que estos a veces deben resolver determinados conflictos personales antes de estar preparados para abordar con el menor las circunstancias que han provocado la problemática en el niño; además estos pueden tener la clave de lo que le esta ocurriendo a su hijo.
Una vez obtenida toda la información sobre el problema comenzaremos la intervención dando al niño un recurso positivo que le proporcione seguridad; y que llamamos “lugar seguro” este podría ser los brazos de mama, un cuento que le guste mucho, su juguete favorito, etc.
La intervención siempre se inicia en un estado positivo, con juego o recurriendo al “lugar seguro” y posteriormente se aborda el hecho traumático; dependiendo de la edad del niño este se describirá en forma de narración contada por los padres, a través del dibujo del niño o por la propia descripción del menor, acompañado de Estimulación Bilateral (EB). Finalizando siempre la sesión también con un estado positivo.
La intervención con EMDR en niños ha demostrado ser muy poderosa, rápida y eficaz.