Cada año por estas fechas oímos hablar del Síndrome postvacacional, pero ¿que hay de cierto sobre la existencia de este problema?
Este Síndrome hace referencia a un estado de malestar general producido ante la dificultad de adaptarse a la actividad laboral tras un periodo de vacaciones.
Los síntomas que lo acompañan, son tanto físicos como psíquicos,enumerándose entre ellos cansancio generalizado, fatiga, falta de sueño, dolores musculares, falta de apetito o de concentración, irritabilidad, tristeza, nerviosismo…
Los expertos no se ponen de acuerdo sobre la incidencia de este problema en la población, ni sobre si incluirlo o no en los manuales de diagnostico clínico, ya que no se considera una enfermedad, ni un trastorno psíquico; sino mas bien una reacción normal del ser humano ante una situación frustrante o conflictiva.
Parece ser que existen algunas situaciones o estados que predisponen a padecer este síndrome, como:
– Vacaciones largas, agotadoras o durante las que no se descansa adecuadamente.
– Adaptación insuficiente al ámbito laboral, presente incluso antes de las vacaciones.
– Falta de motivación laboral.
Dado que pese a toda la controversia al respecto de este problema, muchas personas experimentan este malestar, podríamos hacer uso de algunos consejos para disminuir los síntomas que provoca:
-
No alargar las vacaciones hasta el día anterior a empezar a trabajar.
-
Incorporarse al trabajo a mitad de la semana, de modo que el inicio se haga mas llevadero.
-
Vuelta paulatina a los hábitos de sueño y alimentación unos días antes de volver al trabajo.
-
Mantener alguna actividad de ocio que se haya iniciado durante las vacaciones o que sea compatible con el horario laboral.
-
Evitar una motivación personal excesivamente centrada en las vacaciones.
-
Repartir el periodo vacacional en varias partes a lo largo del año.
-
Organización de la agenda y lugar de trabajo, de cara a no sobrecargarnos con posible trabajo acumulado.
-
Tener una actitud optimista y positiva nos ayudara a una adaptación mas rápida y llevadera.
Se estima que la duración de los síntomas sería de entre tres días y dos semanas, pero si pasado este tiempo y a pesar de poner en marcha todos estos consejos, persiste el malestar se recomienda acudir a un especialista o consultar con su medico.