Al conjunto de habilidades que necesitamos para comunicarnos de manera eficaz con los demás les llamamos Habilidades Sociales.
Básicamente existen tres grandes estilos de mantener relaciones sociales: el pasivo, el agresivo y el asertivo. Hay que matizar que estas formas de comportamiento no se encuentran en estado puro en ninguna persona.
Nadie es estrictamente pasivo, asertivo o agresivo; sino que cada uno de nosotros tendemos más hacia una de las tres categorías. No obstante, todos somos a veces pasivos, asertivos o agresivos.
Nadie es estrictamente pasivo, asertivo o agresivo; sino que cada uno de nosotros tendemos más hacia una de las tres categorías. No obstante, todos somos a veces pasivos, asertivos o agresivos.
La pasividad implica no expresar realmente lo que se esta pensando o sintiendo. Generalmente, se ignoran los derechos personales, los deseos y las preferencias a favor de los demás. Las personas con este estilo de comunicación se caracterizan por aguantar tratos que consideran injustos, y por no reaccionar. Sin embargo, en ocasiones pueden tener estallidos de cólera. Se sienten explotados por los demás, y al mismo tiempo, culpables por no saber cambiar esa situación.
La agresividad, en cambio, implica que las personas imponen siempre sus derechos sobre los de los demás. Su casi único objetivo en las interacciones sociales es hacer prevalecer sus opiniones a toda costa o conseguir objetivos prácticos concretos. Frecuentemente lo consiguen a expensas de la amistad y el afecto, y a favor de la frialdad y la grosería.
La asertividad significa mantener un equilibrio entre los derechos propios y los de los demás. Las personas asertivas expresan libremente, cuando lo desean, lo que piensan o sienten. Sus amigos los definen como seguros de sí mismos, sinceros, agradables y amables, pero firmes.
Por lo tanto la manera más adecuada de comunicarnos sería mediante el estilo Asertivo.
La Asertividad es la habilidad de expresar de manera directa, honesta y respetuosa lo que pensamos, lo que sentimos o lo que deseamos. Más estrictamente, consideramos un comportamiento asertivo cuando:
- Expresamos nuestros objetivos sociales de manera clara, pero sin ninguna clase de agresividad. La asertividad implica firmeza, pero amabilidad.
- Afrontamos una situación en condiciones de autocontrol. Aunque notemos emociones negativas (ansiedad o enfado), de hecho a veces es inevitable, estas emociones no son tan intensas como para hacernos pagar una factura emocional.
- La manera en que afrontamos esa interacción social aumenta enormemente las probabilidades de conseguir el objetivo práctico que nos habíamos marcado. La asertividad es eficaz, aunque no infalible.
Por suerte para todos, si existen dificultades en este área se pueden aprender y entrenar las habilidades sociales, podemos aprender a decir no, a expresar y recibir una crítica o un elogio, a pedir un favor, e incluso algunos trucos para ligar; de manera que consigamos aumentar nuestra destreza y posibilidades de alcanzar nuestros objetivos en la comunicación.