A lo largo de la vida sufrimos a menudo perdidas.
Tras estas se inicia un proceso natural que llamamos Duelo.
Cuando hablamos de duelo pensamos normalmente en la perdida de un ser querido, aunque la perdida puede ser también de otra naturaleza, una enfermedad, un divorcio, la perdida de un bien material; y normalmente estas perdidas llevan asociadas otras.
Toda perdida exige nuestra adaptación a una nueva situación y requiere de un proceso que se divide en una serie de fases que debemos afrontar para superar el duelo.
Aunque según el autor que consultemos, estas fases suelen variar en número y denominación, básicamente todas describen el paso a través de un mismo recorrido.
Nuestra primera reacción ante una perdida es el estado de “shock”, la incredulidad ante lo ocurrido, la insensibilidad o anestesia emocional, la negación “esto no puede estar ocurriendo”, “no es real”, el dolor y el pánico.
Después aparece la rabia, la ira, el enfado hacia los demás o uno mismo por no haber hecho lo suficiente, por no haber estado más presente…, o con el mundo, lo injusto de la vida, “por que él y no otro?”…
Posteriormente aparece la depresión, como un fenómeno normal y sano, necesario para la aceptación de la perdida. Esta fase puede durar semanas o meses.
Poco a poco se va abriendo paso la esperanza, se alternan temporadas buenas con baches y se va aceptando la realidad de la perdida, adaptándonos a una nueva existencia sin el ser querido.
No existe un periodo específico para resolver el duelo, cada persona necesitará un tiempo distinto, pudiendo quedarnos estancados en alguna fase, lo que requerirá de un trabajo más profundo con la ayuda de un terapeuta. El duelo se resolverá mejor si se cuenta con apoyo emocional y social adecuados.
Las personas cercanas al doliente podemos ayudar también, simplemente estando ahí, permitiendo expresar el dolor, el llanto, prestando nuestro hombro y oído, estando dispuestos a escuchar y si la persona no quiere hablar, respetando el silencio, estando a su lado, tomándole la mano…
«El duelo es tan natural como
llorar cuando te lastimas,
dormir cuando estás cansado,
comer cuando tienes hambre,
estornudar cuando te pica la nariz.
Es la manera en que la naturaleza
sana un corazón roto.»
Doug Manning